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El I Congreso Internacional de Literaturas y Culturas Andinas- I CILCAse desarrolló en Perú en diferentes sedes y momentos durante el año 2019. Su principal interés fue rendir homenaje a José María Arguedas y Gamaliel Churata, recordando los 50 años de sendas partidas, y caminando los espacios que antes recorrieron estos autores en la sierra y la costa peruanas. En ese marco, se propuso estudiar las diversas ramas desde donde pueden leerse sus obras: literatura, antropología, música, edición, crítica y teorías literarias, por ejemplo. El evento se llevó a cabo de modo descentralizado e itinerante, realizándose en distintas sedes: Puno, Arequipa, Lima, Abancay y Andahuaylas. 

En esta oportunidad, y en el marco de la inusual pandemia de Covid-19 que azota a nuestras sociedades desde el año 2020, la segunda edición del Congreso se realizará, a través de los entornos virtuales, en colaboración conjunta y solidaria entre las Universidades Nacionales de Jujuy, de Salta y el Instituto de Educación Superior Nº 2 de Tilcara en Argentina, poniendo de manifiesto esos lazos cooperativos que nos caracterizan y que, día a día, se consolidan entre lxs profesionales de las instituciones de Educación Superior. Se mantiene, además, la comunicación y la vinculación con la Universidad Nacional de San Marcos, a través del Grupo de Investigación ESANDINO, gestor de la iniciativa del CILCA.

Estas mismas trayectorias compartidas y la colaboración permanente con el objetivo de avanzar en conjunto se consolidaron durante 2020 en AYLLU de estudios andinos, espacio que desde ahora convoca a las tres universidades hermanas. El espíritu de la siguiente fundamentación forma parte de ese palpitar conjunto:

Arrodillado frente a la boca de la pachamama, un celebrante dice: “el hombre es tierra que camina”. Esta palabra se expande en el aire entre los convidados a la reunión. Se trata de una palabra sabia, pues concentra en sí misma sentidos complejos que convocan el conocimiento, los sentires y las prácticas del “buen vivir”.

El andar los caminos es el modo en que lxs habitantes de esta vasta región andina tejemos y amojonamos nuestras relaciones. Nos trasladamos física y culturalmente entre nuestros pueblos, regiones y diversos centros; retornamos a nuestros lugares de origen o traspasamos fronteras y continentes. Vamos trasladando la tierra en ese andar y, con ella, nos volvemos todavía más heterogéneos y, asimismo, introducimos heterogeneidades en los lugares de arribo. Somos sujetos performáticos y, también, traductores culturales (Raúl Bueno, 2004 y 2019).

Apachetas y mojones dan cuenta de los distintos tránsitos, desde el pasado ancestral hasta nuestros días: en el Tawantinsuyu, el Qhapaq Ñan o “camino principal” evidenciaba las redes de comunicación, intercambio y defensa de las sociedades andinas (Ministerio de Cultura de la Nación Argentina, 2020). En los tiempos de la colonia, viajeros y caminantes daban cuenta de imágenes y construcciones territoriales de los proyectos políticos criollos (Altuna, 2002).

En el siglo XX, los procesos de la modernidad se traducen en trayectorias migratorias al interior de las naciones, movimientos ondulantes que circulan, atrapan, seducen, esperan y resisten en los centros urbanos como las serpientes amaru de las que habla José María Arguedas y que dan cuenta de la insuficiencia de las categorías referidas a identidades nacionales compactas (Cornejo Polar, 1995).

Luego, hacia finales del siglo XX y principios del XXI, los fenómenos de la violencia política continental asediada y ejecutada por paramilitares, el terrorismo de Estado, el narcotráfico, como también la enorme brecha entre la riqueza y la pobreza, el acoso y el dominio sobre géneros y etnicidades, produjeron enormes movimientos de desplazadxs y refugiadxs. En este contexto de violencia y desposesión, la crisis generada a partir de la pandemia de Covid-19 ha incrementado los conflictos sociales, políticos y económicos, produciendo nuevas formas de localizaciones y desplazamientos. Por otra parte, comunidades enteras forman archipiélagos de migrantes trasandinos en los países a los que se trasladan y, desde allí, construyen puentes para dialogar mediante la música, el canto y el baile con la materia y el espíritu del universo en interacción (Noriega Bernuy, 2012).

Por eso, en este II CILCA que desde su inicio es un congreso caminante, nos proponemos desandar, desde Jujuy y Salta, en el Norte argentino, aquella milenaria red vial que unió en el pasado más de treinta mil kilómetros de tierra, entre la costa, la sierra y la selva amazónica. Además, en este contexto de aislamiento producto de la crisis sanitaria, nos arriesgamos a transitar por otros caminos, esta vez, por derroteros virtuales; lo que configura otras formas de lazos afectivos, sociales y académicos, que modifican nuestras concepciones de tiempo y lugar.

Aun así, recuperamos el desandar como gesto de rebeldía epistémica, para religar lugares divididos por las geografías políticas de la modernidad. Nos desplazamos por el territorio como los dioses y los hombres de Huarochirí; caminamos por el centro del cielo o andamos por debajo de los ríos, como la Yacana, la sombra de la llama. Venimos y retornamos, como las almitas que nos visitan en noviembre; como los viajeros de los tiempos coloniales; como caminó el autor para dar cuenta del mundo que estaba al revés.

Dos conceptos del pensamiento andino pueden coadyuvarnos a abordar este dinamismo entre las cosmovisiones andinas y los imaginarios modernos que se hallan en tensión: por un lado, la noción de taypi o “zona de contacto” que resulta una bisagra articuladora, pues permite vivir adentro y afuera al mismo tiempo, reconociendo una suerte de borde o conciencia fronteriza (Rivera Cusicanqui, 2015). Por otro, la noción de pacha que, en su sentido de “puente” o “conexión” entre las personas y las comunidades, no solo resulta una noción geográfica sino también metafórica y estética, ética y política. Se conforma así un “paradigma de referencias dinámicas” (Altuna, 2004) en el que pasado y presente guardan relación y erosionan la concepción de sujeto homogéneo.

Proponemos, entonces, recorrer estos largos y complejos caminos hechos de simetrías, movimientos, sonoridades e imágenes visuales, a través de una mirada transdiscipliaria y desde los lenguajes audiovisuales combinados. Nos reunimos para abordar estas tensiones entre voz, letra, imagen y cuerpo, y así aproximarnos a la construcción de las memorias que, desde el hoy y por el mundo, llevan a cuestas los viajerxs, forasterxs, migrantxs y desplazadxs de los Andes.